Mitos del Botox
octubre 9, 2017
La toxina Botulínica tipo A es una proteína producida por la bacteria Clostridium botulinum, es aislada, purificada y estabilizada para utilizar en el ámbito médico.
Existen varios subtipos, pero solo la A es utilizada como medicamento.
Su desarrollo clínico inicia en 1960 posterior a su estudio como alternativa en el tratamiento del estrabismo, pero fue hasta 1977 que en estados unidos fue aprobada para utilizarla en humanos con este fin.
En 1991 la licencia de producción de la toxina se le dio a Allergan que fue después renombrada como BOTOX.
Posterior a esto han salido a nivel mundial varias marcas registradas que producen esta toxina y aprobadas para utilizarlas en estética.
En cuanto a su función, reduce selectiva y temporalmente la contracción en la musculatura durante un periodo de 12.5 semanas aproximadamente. Es importante entender que su acción no es inmediata y usualmente su máximo efecto se puede ver hasta las 2 semanas.
Los primeros efectos se pueden ver en las primeras 48 horas y dependiendo de la fuerza muscular y la dosis utilizada la duración puede estar entre los 2 a 6 meses.
La toxina solo actúa por ingestión o inyección, no por aplicación tópica.
Está contraindicado en pacientes con esclerosis amiotrófica lateral, miastenia gravis y esclerosis múltiple ya que estas patologías presentan alteraciones en la transmisión neuromuscular y pueden aumentar su sintomatología. No se debe utilizar en pacientes con hipersensibilidad o alergia y no es recomendada en embarazo o durante la lactancia.
Actualmente es utilizada en medicina para el rejuvenecimiento facial, manejo en
aumento de tono muscular y en la sudoración excesiva de axilas y manos.
En rejuvenecimiento facial juega un papel muy importante entre los procedimientos no quirúrgico y mínimamente invasivos.
Los cambios de la piel en el envejecimiento hacen que se presenten arrugas por la expresión facial y por la laxitud de la piel. Inicialmente se ven solo con la actividad, pero al pasar el tiempo se encuentran arrugas profundas y en reposo.
El uso de la Toxina botulínica tipo A inicia al tener arrugas superficiales con la expresión facial en la frente, la región del entrecejo y las patas de gallina en los ojos.
También esta indicada al tener arrugas más profundas con la contractura muscular en cara o al tener arrugas profundas o superficiales en reposo junto con otros tratamientos que están indicados.
No hay que tenerle miedo al uso de la Toxina botulínica tipo A, solo informarnos mejor, saber para qué se utiliza y no confundirlo con otros tratamientos.
Actualmente a nivel mundial es de los tratamientos no quirúrgicospara rejuvenecimiento facial más utilizados.
¿Has pensado en utilizar este método? agenda tu consulta y despeja todas las dudas que puedas tener. Te esperamos.